Había una vez, en un bosque muy
bello de la Ciudad de Mascielle, un ángel muy bello, sus ojos eran un poco
tristes, en su alma había un vacío, nadie podría imaginar, que detrás de ese ángel
hubiera tanto dolor y es que era muy bello, irradiaba un halo de luz que
proyectaba ternura y mucho amor, irradiaba alegría a pesar del dolor. Un día, volando entre la copa de los árboles,
divisó a lo lejos, por el camino empedrado, a una mujer joven y hermosa, el ángel miró de nuevo y no sabía porque su corazón
se había inquietado.... Quién era ella?
Por qué esa mujer lograba
atravesar el alma con su mirada??? No
podía entender el por qué se sentía
desnuda ante su presencia, parecía como si la conociera de siempre y pudiera
entrar en su corazón y descubrir todo lo que hasta hoy se había permitido
callar, tanto dolor, tanta angustia, tanta tristeza, tanta desilusión, tanta desesperación, tanto
y tanto desamor.
Pocos sabían, que ese ángel
perfecto, había pasado por situaciones que le hicieron cambiar y pensar que ya
no valía nada, el espejo le devolvía una imagen que no le gustaba y entonces no
se permitía proyectar lo que realmente era, sentía que ya no era tan perfecta
como creía, entonces, en esa falta de amor a sí misma, no se dejaba amar, hacía
mucho caso de lo que los demás decían y entonces empezó a vivir de una forma
diferente para que la aceptaran, dejó de vivir su propia vida y ser feliz, para
vivir de la forma en que los demás querían que fuera.
Ella se empezó a sentir
presionada, su papá quería que fuera de una forma, su mamá, de otra forma, sus
abuelos le decían que así no era correcto, sus amigas, le decían que que tonta,
se sentía desorientada, desubicada, sola……
Dejó que de cierta forma todos manejaran su vida, se le hizo fácil
dejarse guiar por ellos, pero eso no le ayudaba, tal vez, se sentía culpable de
no ser lo que los otros querían y tenía miedo de rebelarse y descubrir que
seguía siendo tan perfecta como siempre…..
La mujer que se cruzó en su camino la miró, la abrazó tan fuerte, que se
permitió llorar, lloró mucho y sintió una tranquilidad que nunca había sentido,
era como si se quitara un peso de encima, era como si en ese abrazo hubiera
descargado sus traumas, sus miedos, sus ideas erróneas, sus memorias de dolor, sus pequeños odios y rencores,
que estaban escondidos en alguna parte y no se había permitido dejar ir. Se había quedado en su zona de confort, cuestionando y juzgando a sus padres por haber hecho esto y aquello y por no haber hecho esto o aquello otro. Al final se quedó dormida, agotada, sudorosa del
esfuerzo por sanar su alma, y es que acaso en aquél abrazo apachurrado encontró la paz que su alma necesitaba, respiró hondo, profundo, durmió tanto, que cuando
despertó, notó que el cielo no era gris, sino de un azul maravilloso, entendió
que solo ella era dueña de su vida y de su destino, que ser feliz, era su
decisión, que nada de lo que hiciera o dejara de hacer, lograría que los demás
la vieran diferente, que solo ella era, entonces decidió vivir al máximo cada
día que Dios le daba, decidió a pesar de sus miedos, reconocer sus errores y lejos de culparse por ellos, los reconoció y agradeció por la enseñanza y el aprendizaje que éstos le trajeran; se aceptó tal cual era y decidió hacerse responsable de su vida, perdonar a los demás para liberar su cuerpo del peso que cargaba, dejando atrás un costal lleno de rencor, de rabia, de ira, de amargura y dolor contenidos durante tanto tiempo, aprendió que quien la amara, la iba a aceptar como ella era e iba
a respetar su manera de vivir, cuando la Mujer vió su fuerza, su entereza, la determinación en su mirada,
supo que su papel en el camino del ángel, había concluido, dándole un beso en la frente, le dijo adiós: “ Te dejo a cargo de ti misma, solo en ti
está la decisión de ser feliz, tu puedes,
tu vales mucho, eres un ángel de luz, un ángel de amor, un ángel que a
pesar de su fragilidad, tiene la fuerza del águila para volar alto, muy alto,
hasta donde tú misma te permitas llegar
y sabes qué???? Te amo, con el amor de
una madre, con el miedo que me da no cumplir tus expectativas te amo, y siempre cuentas conmigo, te agradezco por llegar a mi vida y coincidir, y créeme que a pesar de cualquier cosa, aún cuando no esté de acuerdo o no me guste, siempre estaré para
ti, nunca lo olvides”. Gracias, gracias, gracias
Yadira Quevedo
Yadira Quevedo